Se entra por una trampilla pequeña, pero al entrar... Paso primero y ahora ven tú. Entra, yo ya estoy aquí.
¿A que no parece que una trampilla tan pequeña pueda llevar a una habitación tan grande?
Sí, tú si entras por ella, no te preocupes, que conozco muy bien su tamaño y si sé que no pasas, no te hubiera traído.
Míralo bien, siéntelo; respíralo un poco, nótalo. Nota que siente tu piel al entrar.
¿A que no parece que una trampilla tan pequeña pueda llevar a una habitación tan grande?
Sí, tú si entras por ella, no te preocupes, que conozco muy bien su tamaño y si sé que no pasas, no te hubiera traído.
Míralo bien, siéntelo; respíralo un poco, nótalo. Nota que siente tu piel al entrar.
Ahora, solo tienes que decir lo que ves dentro. Yo si voy mirando con interés, cada día descubro algo nuevo. Me encanta entrar aquí dentro, ¡se está tan bien!
Dime lo que te parece y si te atreves a jugar en él y descubrir sus sorpresas, sus escondrijos y su desorden. Podemos jugar juntos, seguro que descubrimos algo que yo todavía no he descubierto
¿Jugamos?
Una puntualización, no te molestes si algún día me dices de venir a jugar y te digo que prefiero estar sola en él, que me apetece quedarme ensimismada en alguno de sus rincones o mirando estanterías o haciendo limpieza o con otra visita.
No te preocupes, no echo la llave y la escondo, dejo la puerta abierta para que puedas salir cuando quieras. Qué me dices, ¿jugamos?