que en tiempos salvajes
al cuerpo estremece
y de dolor retuerce;
calor asfixiante
que por poros penetra
dejando la piel muerta
y el alma doliente,
así de sencillo
y así de hiriente.
Quienes creí a mi lado,
ya se ha ido,
quedándome atrás y sola,
con la mirada los sigo
a unos salvando su tiempo,
otros guardando su sitio,
algunos rescatando cosas,
otros tapando vicios,
alguien sacando desprecios,
varios huyendo de si mismos.
El fuego que todo lo arrasa,
dejará barrido el cielo,
se llevará lo que tengo,
lo creado y lo que quiero,
me despojará también
de quien creí tener a mi lado
y en verdad no tengo.
Arrasando en su limpieza
el fuego limpiará el suelo
y prenderán brotes nuevos,
será el fin de otro pasado
y el inicio de uno fresco
para contemplar lo bello,
aunque para ello,
habrá de pasar el fuego.
Permanezco de la mano
de los que quedan,
los hermanos,
esos que comparten agua
cuando ven alguien sediento,
los que ofrecen su casa
comparten su sitio,
te cobijan con su manta
en los momentos de frío.
Tiempos salvajes
que limpian los espacios necios,
los que ocupan
y nos lastran,
los que acumulas por miedo
tiempos que te quitan garras
de lobos vestidos de corderos.