la que quiere vivir
y a la vez esquiva,
sueña con poder ver y decidir
dónde está su sitio,
dónde está su sitio,
porque no encuentra manera
de arrancar de sí
el supuesto maleficio.
Sino que le come sin medida,
entre las torpes idas
y trampeadas venidas,
entre humos de desidia
entre humos de desidia
e incapacidad adquirida,
esa que le hecha tierra a la vida.
Y el polvo en el viento
le ciega los ojos,
el polvo de los sueños
que en pedazos se han roto
cuando siendo aún un chico
jugó a un juego loco
y buscó con oídos sordos
y buscó con oídos sordos
palabras de quien no habla,
rebuscó la caricia para el alma
de alguien no expresa nada,
rastreó vida en tierra seca
y en el tantear donde no hay,
a vagar por lo oscuro se condena,
rebuscó la caricia para el alma
de alguien no expresa nada,
rastreó vida en tierra seca
y en el tantear donde no hay,
a vagar por lo oscuro se condena,
sin luces que le protejan,
castigándose a no ver dónde se abre
una de sus tantas puertas.
Polvo en el viento,
castigándose a no ver dónde se abre
una de sus tantas puertas.
Polvo en el viento,
que cierra sus ojos
y él, esperando alguna suerte,
camina hundido y sólo,
pero yo sé que sus sueños le esperan,
aunque ponga excusas
que se los postergan.