Duendecillos de algún bosque
que a nuestra vida llegan,
pequeños revoltosillos
que cogen flores eternas
que a nuestra vida llegan,
pequeños revoltosillos
que cogen flores eternas
y con miradas divertidas
señalando con un dedo
cual de todas es más bella.
Vida sabia el mayor tiene
el otro muy pizpireta,
el hermano le da besos
al pequeño que trastea
y busca entre las sombras
si su madre merodea.
Y van pasando los meses
esos que crecer dejan,
para según van pasando,
en años se les conviertan
años en que se van criando
como crece verde hierba
en el jardín de las hadas
donde las flores florean.
Un año del duendecillo
que dormir a nadie deja,
un año bien compartido
en un mundo con careta,
un año que dará paso
a los años que le quedan,
un año que pasó rápido
aunque a veces no parezca.