Lloro en lo profundo
por míseros recuerdos,
de dolores sufridos
por míseros recuerdos,
de dolores sufridos
sin yo poder verlos,
de esos que ulceran
el alma, el aliento
y que ahora al verlos,
lloro lo que no lloré
debiendo haber hecho.
Escucho un discurso
y viene el recuerdo,
hablan del maltrato
me llega en chorros aquello,
que no sólo un golpe
describe el veneno,
lo anormal o incorrecto.
Se me ahoga el cuello,
se estremece el cuerpo,
me tiembla el habla,
se escapa lo bello
en estos instantes
que viene el recuerdo
de lo que viví
sin ni siquiera verlo.
Son mis orígenes
de machismo inquieto,
ese mismo que seguí buscando
sin ni siquiera saberlo,
por eso lloro,
porque no supe verlo,
por eso lloro recuerdos,
de rabia y enfado
por el cruel desconocimiento
que te lleva a ser víctima
sin tan siquiera verlo,
ni sentirlo, ni creerlo.