o no era,
porque los cuentos
los puede reescribir
todo el que quiera,
y contar historias,
buenas o malas,
puede hacerlo cualquiera.
Si cuentas tu drama,
que divertido sea;
las penas con risas
calan hondo a los de fuera,
por eso, si te ríes de ti misma
no causas pena ni tristeza
y solo el aprendizaje queda.
Erase una vez,
en una tarde certera,
que aunque lluevan mares
y arrecien las tormentas,
tú permaneces entera.
Erase una vez un lugar donde el amor no quería nada ha cambio, donde el egoísmo era un desconocido y los malos sentimientos pasaban de largo; en ese lugar reinaba un gran cerrazón dentro de un ser muy chiquitito que se hacia llamar Campanilla, ella era un hada, una maga, como quieras llamarlo.
Pero su gran poder no estaba en la magia, en algo inexplicable o invisible, si no en todo lo contrario, estaba en el calor que su cerrazón desprendía creando este lugar maravilloso en su entorno; los seres que se encontraban con este lugar se quedaban prendidos de él para siempre, aunque a veces estos seres no eran capaces de aportar su calor para agrandarlo y conseguir un mundo mejor, solo se calentaban bajo su cobijo....
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