Me esperaba
en el frío de la mañana
él me esperaba,
para darme un beso,
para mirarme a los ojos
y estrecharme en su cuerpo.
Me esperaba
como en la puerta del cole
cuando de adolescente esperaba
a su chica a que pasara,
él me esperaba.
Me esperaba,
asomada la sonrisa,
y su voz que susurraba
mientras buscaba en mi mirada,
él me esperaba.
Y yo, sorprendida
en el momento,
me descubro de nuevo
como quinceañera
a la espera de su boca
y de su aliento.
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