Me ha matado
la falta de dulzura
y la falta de cariño,
me ha matado el desencanto,
ni tan siquiera de niños.
Me ha matado la desidia,
el mirarme empañado,
la suciedad en los ojos
que cegaron tu recato,
poniendo palabras sucias,
con quien venía a tu paso.
Me ha matado el egoísmo,
con que tratabas mi mundo,
tu esquivar a las verdades
con unos golpes profundos,
el no hablarme sincero
ocultando tus absurdos,
el obviar que soy persona
Me ha matado
el dolor del desamparo,
el no estar para abrazarme
o para darme una mano
cuando una madre se muere
y quedas mirando al suelo
el no tenderme tu hombro
porque en el mío me pierdo.
Me ha matado la ilusión
tu desilusionado mundo,
tu pasividad doliente,
la falta del mimo
y sonrisa en mi presente,
sí, me ha matado,
y por todo esto
que conmigo eres,
aunque yo no muero,
tú en mí te mueres.
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