viernes, 3 de julio de 2015

El pozo


Si me ves que he caído,
no me juzgues en mi destino,
ni conjetures por qué
estoy en un pozo metido,
que de listos está el mundo lleno
y eso es de sobra sabido.

Si me ves que estoy dentro,
no me des champan
si estoy sediento,
dame tan solo agua
y ayúdame en mis intentos,
que salir no me es fácil
y estoy perdiendo el aliento.

Si me ves en el pozo metido,
baja y quédate conmigo,
si eres de los que has estado
y conoces el camino,
tranquilízame mi trance
y salgamos por donde,
queriendo o sin querer,
me he metido,
ofréceme bastón blanco
para guiar mi camino.


Cuenta un viejo relato que en una ocasión un hombre cayó en un pozo y no podía salir.

Muchas personas de diversos sectores de la sociedad pasaron por allí.

Algunas emitían juicios:
"algunos deberían cuidar más por donde van"
"que habrá hecho para estar ahí"
"como iría para caer"
"eso le ha pasado porque no mira por donde camina"...
y seguían su camino.

Otras aportaban soluciones:
"¿unas pastillas para el dolor?"
"¿hacemos un reportaje para denunciar la situación?"
"¿habrá que darle agua?"...
y seguían su camino.

Finalmente pasó por allí un hombre que al verlo, decidió bajar al pozo.

El otro hombre se sorprendió y le dijo:
"¿pero qué haces tú aquí?"
"¿por qué no has ido a buscar ayuda?"

Y muy tranquilo el hombre respondió.
"No te preocupes, yo estuve aquí antes que tú y sé cómo se sale".

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