Recogiendo las miradas
que cayeron confrontadas,
las palabras abrazadas
a los grandes sueños
y los besos de consuelo
perdidos en los silencios.
El momento esparcido por el suelo
al no darle su merecido hueco
en este mar infinito
de nuestro finito tiempo.
Por atender a destiempo
se perdió el te quiero,
se fugaron las caricias a otras manos,
el deseo se escondió en otro lecho,
y al amor lo sustituyó el usurpador sexo,
y al amor lo sustituyó el usurpador sexo,
por descuidar nuestro momento.
Con ese descuidar el duelo,
porque el alma se duele con cada bostezo
que silencia un te quiero no dicho a tiempo,
porque el alma se duele con cada bostezo
que silencia un te quiero no dicho a tiempo,
inoportunos silencios que huelen a muerto.
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