con muchos años vividos
entre una barra, vasos y tazas,
compartidos todos ellos
con la persona adecuada
y en el ahora, añorada.
Nueve décadas repletas
de hermanos y hermanas,
quedando algunos de ellos
en los rincones del alba
esperando a que los demás vayan
para que en el encuentro de almas,
rían y cuenten en eterna calma.
Hijos, nietos y biznietos
a su alrededor bailan
encantados con vivir
a la gran mujer que aman,
sorprendidos de su fuerza
que la impulsa a estar en danza.
Nueve décadas vividas,
nueve que ya sobrepasa
esta pequeña mujer
grande en su estela dejada,
como una enorme ola
llena de espuma adornada.
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