Al filo de la navaja estrecha
jugándote el tipo
aunque no quieras,
decidiendo susto
aunque la muerte acecha
y fiel te espera.
Tirando piedras sobre tu tejado
la goteras gotean
angustias y llantos
y las arañas tejen
un presente ingrato.
Entre embustes y tretas
te vas moviendo,
agitando las manos
haciendo aspavientos,
usando la pena
y tu descontento,
como armas de un uso
asiduo y perpetuo.
Y la excusa te sirve
para engañar a tu silencio,
a tu almita escondida
grande como un templo,
enorme en su esencia,
vital al extremo,
inmensa en su núcleo
que arrinconas necio.
jugándote el tipo
aunque no quieras,
decidiendo susto
aunque la muerte acecha
y fiel te espera.
Tirando piedras sobre tu tejado
la goteras gotean
angustias y llantos
y las arañas tejen
un presente ingrato.
Entre embustes y tretas
te vas moviendo,
agitando las manos
haciendo aspavientos,
usando la pena
y tu descontento,
como armas de un uso
asiduo y perpetuo.
Y la excusa te sirve
para engañar a tu silencio,
a tu almita escondida
grande como un templo,
enorme en su esencia,
vital al extremo,
inmensa en su núcleo
que arrinconas necio.
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