sabiendo que sus tentáculos
aprietan fuerte su cuello.
Ríe, pide, exige y acalla
lo que es el amor sincero,
insulta, blasfema, oprime y engancha
con su garfio de embustero,
haciendo que lo que es sano
acabe en el basurero.
Mientras la verdad silenciada
espera tener su sitio
tapada por una maraña
de desaciertos y de tino,
ahogada y ahogando
en su propia garganta
deja un lastimado grito,
que no le sirve de nada
ni se oye en el camino.
Ahogo de verdad callada,
ahogo de tentáculos fieros,
ahogo de grito sordo,
ahogo de garfio embustero.
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