viernes, 24 de septiembre de 2021

Tres perdones

eohpoesía

Tres perdones en mi vida
que marcaron mi memoria
tres perdones agridulces
que a mí de amor se me antojan.

Tres veces de pesar cierto
entristeciendo su rostro,
dos de ellos con las lágrimas
de un arrepentimiento auténtico 
y en su interior doloroso.

El primer perdón por su esencia,
por defender su criterio,
su fe y sus pensamientos,
lo que tenía marcado
lo que creó sus cimientos,
y respondí que el perdón
no tenía yo que hacerlo,
que respetaba su fe
y también sus sentimientos,
que actuó con el criterio
de aquellos pilares concretos.

El segundo cuando hicieron
que se sintiera el deshonesto,
el egoísta e indigno,
el perdido en su secuestro,
y mi respuesta fue que no hizo nada,
que fueron otros los que lo hicieron,
que tan sólo fue el herido
de todos los juicios ajenos,
donde yo pasé a ser la diana
por no querer defenderlos
y arroparle con ello.

El tercero y más doloroso
quedó entre los dos durmiendo,
él jamás dijo nada
y yo me quedé en silencio,
dejando que el tiempo pasara
para no dañar más su duelo
el de la libertad dejada,
el de dolores del cuerpo,
el de la angustia apenada
de verle a su mujer perdiendo.

Y allí por acompañarla, 
él también se fue muriendo
en el destierro de su casa
la que añoraba como un niño
añora el amor y los besos.

Tres perdones que agradezco 
porque a mi padre aún le quiero,
pese a sus errores en vida
y a veces sus dobles juegos,
sus morales enfrentadas
y una postguerra por el medio.

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