quedándose el pensamiento abatido,
casi muerto,
colgado de recuerdos
de lo que parecía ser cierto
no siéndolo.
Recobra la mente
dolientes momentos
injustos y necios,
carentes de sentido
o de algo de acierto,
momentos confusos
que no encontraron consuelo,
que clamaron cordura
entre tanto desconcierto.
La razón confundida
y el corazón abierto
en otra profunda herida
que crea desasosiego,
acorralando a la paz
que pide su sitio pleno,
pero esta herida sangrante
hay veces que se abre de nuevo.
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