detrás de una piedra
están escondidos,
le das una patada
y salen todos al unísono.
Siempre igual,
te echas a un lado
porque quieres esquivar
y se cruza un despistado
que empuja hacia el azar
y se te queda mirando
sin saber lo que pensar.
Nunca de acuerdo
se encuentra el tirano
que quiere terreno,
el suyo y el mío
y hasta lo que nuestro.
El nunca al extremo,
impide avanzar
a torpes y necios,
porque nunca es nada
y siempre es incierto,
y porque en la vida
no existen del todo
ninguno de ellos.
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