amanece en mi mar de letras
y amanece sin ti,
y en la distancia
mis palabras se pierden
en un mar de vocablos,
lleno de pasiones enfrentadas.
Esta condena que me atrapa
entre tus barrotes de terciopelo,
vestida de satén negro,
suave y salvaje,
insaciable como el fuego,
insaciable como el fuego,
como la noche a la tarde,
dulce guerrera ambiciosa
de sus trofeos de sangre,
cercenando mi plenitud de luz,
sacrificando a este loco lunático
perdido en la risa de tu boca,
en las caricias de tus besos,
ahogándose en el lago de sus sueños
cercenando mi plenitud de luz,
sacrificando a este loco lunático
perdido en la risa de tu boca,
en las caricias de tus besos,
ahogándose en el lago de sus sueños
mientras derrama
lágrimas de papel entre sus versos.
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