y mis palabras
son reacias a escucharse,
incapaces de jugar,
saltar o buscarse.
Tantos días divagando,
que mi letra ya
se tornó del color
de la soledad oscura
de la soledad oscura
y el aislamiento claro.
Paso las noches
escondido entre
lunas de hiel,
sintiendo mi piel
y jugando a esconder
y jugando a esconder
que me duele la nostalgia.
La noche me hizo
hijo de ella,
hijo de la oscuridad del alma,
hijo perdido entre palabras sin nombre,
palabras sin sentido,
palabras que susurran miedos
y olvido...
Tu Ángel de la Guarda
palabras que susurran miedos
y olvido...
Tu Ángel de la Guarda
Entonces todo esto es, sin duda, prueba de que la creatividad, cuando decide escapar, no necesita ni de compañía ni de luz para explotar.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que has escrito.
Peregrina.