doloridas y quebradas,
remendadas con el dolor
que se esconde
en las miradas,
en las sonrisas
y en las palabras.
Cansada de retrocesos,
de avanzar hacia atrás
en cada paso del alma,
en el latido de un beso,
hastiada de comerse
sus adentros.
Abatida por reflejos
que no alcanza,
saturada de palabras
que se quedan en nada,
que no posan su mirada
y se desvanecen luego,
harta de esperar un sueño.
Con razón,
se le enoja el sentimiento,
se le pudre el descontento
de acumularlo en esquinas
amontonarlo en desvanes,
en recovecos del alma
donde me caben.
Desánimo del ánima
que vaga sola de nuevo,
arrastrando sus cadenas
que le atan al pescuezo
de las rotas esperanzas
de encontrar descanso eterno.
Probidad- agosto 2024
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