Te agarras a mi suave piel
y respiras de mi aliento,
retorciéndote en las ganas,
buscándome en mis silencios
atesorando los deseos
que encienden tu cuerpo.
Y me observas complacido
por mi mirada lasciva
que te pide ambiciosa
otro beso interminable,
otra caricia en el íntimo,
otro despertar culpable
de todos nuestros delirios.
Se me escapan los gemidos
enredada entre tu cuerpo
que me huele a lo salvaje
concediendo placer nuevo,
meciéndome entre tus dedos
que dibujan los compases
de mis ansias hacia ellos.
por mi mirada lasciva
que te pide ambiciosa
otro beso interminable,
otra caricia en el íntimo,
otro despertar culpable
de todos nuestros delirios.
Se me escapan los gemidos
enredada entre tu cuerpo
que me huele a lo salvaje
concediendo placer nuevo,
meciéndome entre tus dedos
que dibujan los compases
de mis ansias hacia ellos.
Y las sábanas sucias
adornan tu cuarto,
donde el tiempo se ha encogido,
pasando de largo,
inconsciente que se muere
entregado a los abrazos
que recubren las ganas
de perderte en mis espacios.
adornan tu cuarto,
donde el tiempo se ha encogido,
pasando de largo,
inconsciente que se muere
entregado a los abrazos
que recubren las ganas
de perderte en mis espacios.
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