En mi siento vuestro rastro,
impregnado está mi saco
de los años dedicados,
con lo bueno, con lo malo
y con esas noches en vela
para vigilar mis pasos.
En mi siento tus canciones,
las que te cantabas
mientras estando en el baño
te oía por las mañanas;
esas que si escucho ahora,
mi mente las recuerda
y mi corazón añora.
En mi siento tus costuras,
en sesión de sobremesa
en la que nosotros veíamos tele
mientras tú estabas entre tus telas,
cosiendo un dobladillo,
adornando una pechera,
con tu bolsa de alfileres
y tu dedal en espera.
En mi siento Nochebuenas
preparadas con cariño,
desbordadas en la mesa
para todos vuestros hijos,
con sus fritos, sus aliños,
buen marisco en la nevera
y un txangurro preparado
que mi boca aún recuerda,
con los gorros, las turutas
y el belén en una mesa.
Dando vueltas esos discos
se escuchaban villancicos
mientras en las manos de mi madre
reía una alegre pandereta
y en la voz de mi padre
un tenor en toda regla.
En mi siento vuestra presencia,
aunque no estáis a mi lado
se que de algún sitio me cuelga.
Me sonrío y me deshago
en los recuerdos que me entran,
os doy besos,
os los mando,
allí donde se que llegan.
Recuerdos de familia que inundan algunos momentos de la vida.
impregnado está mi saco
de los años dedicados,
con lo bueno, con lo malo
y con esas noches en vela
para vigilar mis pasos.
En mi siento tus canciones,
las que te cantabas
mientras estando en el baño
te oía por las mañanas;
esas que si escucho ahora,
mi mente las recuerda
y mi corazón añora.
En mi siento tus costuras,
en sesión de sobremesa
en la que nosotros veíamos tele
mientras tú estabas entre tus telas,
cosiendo un dobladillo,
adornando una pechera,
con tu bolsa de alfileres
y tu dedal en espera.
En mi siento Nochebuenas
preparadas con cariño,
desbordadas en la mesa
para todos vuestros hijos,
con sus fritos, sus aliños,
buen marisco en la nevera
y un txangurro preparado
que mi boca aún recuerda,
con los gorros, las turutas
y el belén en una mesa.
Dando vueltas esos discos
se escuchaban villancicos
mientras en las manos de mi madre
reía una alegre pandereta
y en la voz de mi padre
un tenor en toda regla.
En mi siento vuestra presencia,
aunque no estáis a mi lado
se que de algún sitio me cuelga.
Me sonrío y me deshago
en los recuerdos que me entran,
os doy besos,
os los mando,
allí donde se que llegan.
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