Impasibles necios
que permanecemos
mirando y no
viendo,
inmóviles, pasmados
y como grandes
ineptos.
Con las manos en la
cara
para no ver el mal ajeno,
con el corazón lento
apenas hacemos
nada
para recuperar lo
bueno;
era cuando se
ayudaba
a pasar el frío
invierno,
a calentar juntos
cama
y a beber lo que
tenemos.
Tiempos duros los
que arrasan,
tiempos que no
están derechos,
ya que otros mueren
en almas de corazón
verdadero
y algunos,
hasta sin empezar a vivir,
van muriendo.
Y hay queja de que te falta
mientras otros se
van lejos,
a buscar donde
acojan
sus cuerpos y los
de nietos,
que a ti no te
falta nada
y ellos huyen de
la muerte,
del miedo,
del hambre,
de su lamento.
Por derecho y por humano
tiende la mano pudiendo,
cobija al que no tiene
y defiende su terreno,
que será el tuyo otro día
en el que nazcas ya perdiendo,
igual que ellos,
que por nacimiento somos
privilegiados eternos.
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