martes, 27 de marzo de 2018

Cinco


Número cinco
algunos la llaman,
la cinco de siete
en la mitad plantada,
una cinco que fue todo 
y a la vez, nada.

Primer año a madre pegada
llorando si alguien se acercaba,
su madre lo era para ella todo
y para la madre una más en danza,
la cinco que atender sin tiempo,
la quinta de una prole larga.

Y aprendió a no hacer ruido
cuando el sexto llegó a casa,
calladita en lo sumiso
en su casa saturada,
que por no molestar sigue
de puntillas, sin demandas.

Aún se levanta en sigilo
para no despertar al alba,
aún si enferma se autolame
por no dar guerra al que sana
y sigue teniendo de niña
el hábito de limpiar manchas.

Y si ha demandado algo,
le han hecho pagarlas caras,
porque su sitio es el cinco,
el lugar de la que calla,
de la que deja que le quiten
rechistando poco o nada,
porque ese es el lugar que ocupa,
la quinta de esa camada.

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