endurecieron tu vida
y el reflejo
de lo sentido
quedó
agarrado en las simas,
las que se
fueron abriendo sin pausa
y que aún
permanecen vivas,
poniendo distancia al tiempo
y sequedad a la dicha.
Tal vez la inmadurez de calma
puso el miedo
en tu sonrisa
y los pesos
pesados del destino
aplastaron
en ti risas
y el
remar contra corriente
sin esos
remos que alivian,
puso dureza
en la mente
y desapego en
heridas.
Dureza que
rompe calmas,
dureza de piel
que irrita,
dureza que lágrimas
saca,
dureza de
ausencia que mortifica,
dureza que espero un día pase
dejando tu agua clara, limpia y cristalina.
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