luego cae por su peso,
por el paso de años,
con el paso de los tiempos
y a pesar de los supuestos
que quisieron esconderlo.
Reconocer es acierto
y perdonar te hace bello,
asumir el mal que se ha hecho,
los agravios y sus duelos
reconforta si es sincero,
pero si uno no quiere
ni el tiempo puede con ello
y acercarse entre los seres
resulta imposible, baldío
y además molesto.
Ni el tiempo cura
lo que está muerto,
vacío o perdido
en un ser necio,
por mucho que haya cultura
en sus adentros
y por mucho
que en los afueras
proyecte lúcido el entendimiento.
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