estremeciendo el alma
y matando,
por dentro y hasta por fuera
matando.
Invisible mujer
con aparcados sueños,
el corazón escondido,
la mirada perdida
y su reflejo no encontrado
porque la invisibilidad
la ha devorado.
Dónde se esconde,
que ni puede verse,
que ni ella se encuentra,
perdida en el dolor
que por esquinas acecha,
por querer llegar con su vida
a un alma muerta,
que la invisibiliza
sin darse cuenta.
Bailó sobre ella el tiempo,
agrietando sus manos,
su rostro y su cuerpo,
zapateó hasta en sus recuerdos
de lo que quiso ser
en jóvenes tiempos,
danzó sin tregua
el implacable existir rápido
y que a veces se le hizo lento
aparcando sus sueños,
cerrando la puerta,
las ventanas y balcones
a un amanecer distinto,
más amable y por qué no,
también más tierno,
se marchó una noche
haciendo visible
un feminista existir
ahogado por el tiempo.
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