sin imaginarme nada más bello
que tus piernas envolviendo
mis caderas o mi cuello,
en un eterno abrazo
lleno de placer
y de refinados jadeos.
Amantes por derecho,
aunque este mundo loco
nos nombre con desprecio,
porque no digo que sea amor,
aunque amemos por medio,
quizás sea sólo sexo
sin pretender dar otro nombre
a lo que sienten los cuerpos.
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