
nublada la mente
por tu imaginación,
te amamantas de la lujuria,
de palabras lascivas,
de versos desatados
por locas fantasías.
La soledad
impregna de descaro
tu cordura,
arrastrándola al olvido.
Y te sientes ángel
y te sientes bestia,
poseyendo cual diablo
por la espalda a su presa
en esta tu noche ciega.
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