jueves, 1 de octubre de 2009

Olvidada


Rodeada, rodeada de cuerpos,
de cuerpos sin alma,
de hombres,
que me ofrecen champán,
cuando yo quiero agua.

Privada,
privada de tu sal,
tu sal de gracia,
con la que me salpicabas,
dando a mi vida el alma.

Dejada,
dejada por tus versos,

versos que me embriagaban,
que movían mis sentidos,
que me iluminaban,
que se hincaban en mi pecho,
que me mataban.

Olvidada,
olvidada en la luna,
la luna que tú me dabas,
la que traías de noche,
esa a la que cantabas.

Vacía,
vacía y sola,
sola en mi rincón,
en el dolor,
en la tristeza,
en mi clamor
a tu amor que se marcha.


Buenas noches mi Ángel de la Guarda.

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