Claro que te comprendo,
es pasión y deseo
por tu ser con el mío,
por tu cuerpo acoplado
al calor de lo íntimo.
Perderse en el aliento del deseo, parados en el tiempo,
en el espacio infinito
del finito cuerpo.
No se piensa,
solo se siente,
no se busca,
solo se encuentra
y cada encuentro,
cada beso o cada caricia,
revela el ser que llevas dentro.
Los silencios te hablan,
las miradas se besan,
vida a flor de piel,
en la que te pierdes,
en la que nada importa,
en la que todo es permitido,
en un fluir de manos,
de alientos y suspiros,
de jadeos encendidos,
desparrame de almas olvidadas
que encuentran su sitio.
Perderse en el aliento del deseo, parados en el tiempo,
en el espacio infinito
del finito cuerpo.
No se piensa,
solo se siente,
no se busca,
solo se encuentra
y cada encuentro,
cada beso o cada caricia,
revela el ser que llevas dentro.
Los silencios te hablan,
las miradas se besan,
vida a flor de piel,
en la que te pierdes,
en la que nada importa,
en la que todo es permitido,
en un fluir de manos,
de alientos y suspiros,
de jadeos encendidos,
desparrame de almas olvidadas
que encuentran su sitio.
Es pasión y deseo,
locura desatada
que fluye por el cuerpo,
recreada y deseada,
en tu cerebro inquieto.
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