Se esperan cosas diferentes de una madre, pero es que, os ha tocado a vosotros vivir una madre diferente hijos, …. es lo que hay, soy una madre que no se ha conformado con el papel de madre que la sociedad impone.
La vida me ha salido como me ha salido y he hecho lo que he sabido con mi ignorancia de vida.
La elección de los padres de mis hijos no ha sido la mejor para llevar una vida tranquila y en paz, esa ha sido y es mi realidad; de lo que ellos no se han responsabilizado, ha recaído en vosotros y en mí, pero sin esa mala elección, no hubierais nacido y a mí me gusta que lo hayáis hecho.
Ya sé, tal vez yo como madre no he sido para vosotros lo mejor de la huerta, quizás hubiera sido mejor una madre más con menos ímpetu y mala leche, pero me repito en que de otra manera no hubierais nacido y no seríais como sois, porque la convivencia la hacéis conmigo y eso marca para mal y para bien, también.
Igual echáis en falta una madre de las que se queda por las noches levantada para ver a que hora llegáis y si llegáis bien para después preguntaros pelos y señales de vuestra vida, pero a mí no me hace falta hacer eso, confío en vosotros y compartiréis lo que queráis compartir.
Tenéis libertad y la usáis bien, así que no os voy a vigilar ni os voy a obligar a contarme lo que no me queréis contar y yo, os contaré lo que queráis saber sólo si queréis.
Sé que no soy una madre que se queda en casa para haceros la cena, la comida y el desayuno con zumo de naranja y un "quieres algo más" incluido, os cuido de otras formas; os he ido haciendo independientes para que sepáis cuidaros solos cuando no esté yo para que vuestra independencia materna os haga libres.
Soy una madre que ha tenido que haceros responsables por adelantado de vuestras vidas y sé que las cosas, para que pudieran salir adelante, han necesitado de vuestra responsabilidad precoz, … muy precoz, demasiado precoz.
Igual es difícil vivir con una madre que comparte nuestra casa con amigos, familia o conocidos si hace falta y la "descomparte" con quienes la dificultan la vida, se la complican y no se consigue la paz del hogar y mi paz.
Que te ignoren no es sano, que te ninguneen tampoco, que no te valoren, menos. Tampoco es sana la falta de generosidad en todos los sentidos, ni la falta de empatía frente a las situaciones.
Soy una madre a la que la han dado muchos motivos para hundirse, que ha vivido experiencias para estar hundida y sin embargo, la vida no la hunde, pero si la falta de amor. De eso he tenido bastante.
Hace falta dar poco amor cuando se permite que una madre tenga que dejar de atender a unos hijos por ir a ganarse el sustento. Hay poco amor cuando en vez de responsabilizarse en colaboración de los hijos, se echan balones fuera y encima se critica, juzga y califica. Negar la tranquilidad del hogar donde crecen unos niños, esté quién esté con ellos, es falta de amor.
El no entendimiento de mi situación, el condicionamiento social en el que hemos estado y estamos, con unas reglas sociales impuestas o la falta de una visión de vida diferente y menos castradora, ha hecho pensar a más de una y de dos personas que pobres hijos, con esa madre cómo van a salir, … algo he debido hacer mal, porque habéis salido maravillosos.
Yo, que soy como un poco desastre en algunas cosas, en ocasiones sin algunos miedos y eso nos traen consecuencias, pero es que tenía más miedo a no poder tener para vivir, al malvivir familiar.
Cuento con vosotros como compañeros de vida, no solo como hijos (habéis sido mis grandes compañeros de viaje desde que nacisteis) y deciros que aunque me queráis cambiar por otra madre más previsible, va a ser que no se puede.
No lo he tenido fácil ni lo tengo fácil, por ello, hago lo que puedo y creo, equivocada o a veces no; os ha tocado acompañarme, no sólo ser hijos como les ha podido tocar a otros hijos de otras madres cuyas vidas han sido diferentes a la mía y quizás más tranquilas y fáciles.
Gracias mis hijos por ser mis grandes compañeros de viaje.