quedo a la espera,
encogida de hombros
y con la sorpresa
de saber que te has ido,
sin recato,
ni tan siquiera prudencia.
Te apartas de mí
quedando en coma mi alma,
que ahora prefiere dormir
porque no encuentra la calma,
y me quedo en mi orilla
acurrucando mi cuerpo,
abrazando mi rodillas
hasta despertar del sueño
que se ha vuelto pesadilla
sin entenderlo.
De la nada viniste
a modo de regalo envuelto,
entraste en mi vida
como huracán revolviendo,
y ahora desapareces
y sigo sin entenderlo,
no entiendo el por qué llegaste
y arrasaste como Atila en sus tiempos.
Si te has ido,
tendré que aceptar tu ida,
igual que a la muerte
hay que aceptarla en la vida,
si te has ido,
ahora lloraré tu ida,
pero no será el final,
será otro punto de partida.
Si te vas- febrero 2010
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