en las tardes del estío,
cuando el sol saluda a la luna
y el día se adormece
en el regazo de la noche.
Déjame ser
y regalarte quien soy,
un manto de poemas,
distraídos sin ti,
sin tu calor.
Déjame navegar en tu sentir,
con mi barca de amor,
en esa paz infinita
que nos ofrece a los dos
el saber que estamos
en verdad amándonos,
déjame ser yo
con mi despierta pasión,
a la luz de la luna,
de las estrellas
y del deslumbrante sol,
déjame ser mi voz.
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