y estás tú presente,
de mi vida ausente,
pero primera y única
obsesión en mi mente.
Te pertenecen mis sueños,
maldita insolente,
te pertenecen ellos,
mis ideas,
mis latidos de muerte,
que buscan abrigo
donde guarecerse
y encuentran los sueños
donde invocar tu nombre
por estar presente,
así siempre,
en círculo cerrado
de locura loca
sin nadie que me despierte.
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