por las noches,
como en los días tristes
de ilusión hago derroche,
te digo que de mañanas soleadas
y con tacones,
dando paseos por mi vida
sin guardar reproches,
que lo hecho está ya hecho
y lo que no,
ni dejo que me agote.
De mañanas inocentes
como en las que iba al cole,
con los libros en las manos
y los deberes sin nombre,
porque el apellido bastaba
para definir la prole.
De mañanas de colores,
como mariposas sueltas
que revolotean torpes,
jugando entre ellas
y volando entre las flores.
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