si entre lodos hurgas
y en barro te mueves,
ni jures no darte cuenta
cuando su ojos pierden brillo
cuando entras por la puerta.
No jures que no querías,
que no estabas en tu juicio
que no sabías que hacías
o que eso se debe a los vicios.
No jures,
porque en ello
ella muere,
no jures,
porque con ello ella pena
y tú,
tú te envileces,
no jures que perderla no quieres
cuando actúas como maldito
y teniéndola,
ni la aprecias,
ni la honras,
ni la sientes.
No jures que no quieres perderla
si estás actuando como si no quisieras tenerla
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