de tus ausencias
de tratar a mi alma
como si no existiera,
de tu cuidarme por afuera
con un bienestar a medias,
en el que no falta de nada
pero el hablarnos tiene ausencia.
Sé que un día me cansaré
del quererme a tu manera,
porque la mía es otra
y es la que no te llena,
pero por no dar tú el paso,
paso a ser la que molesta,
por no indagar qué te ocurre,
pones en mí tu aspereza,
aunque intentas suavizar el trato
poniendo empeño de veras,
sale de ti ese otro
sin que tú te des ni cuenta
y ¿quieres que te diga algo?
sé que aunque no lo hagas aposta
duele igual que si lo fuera
y se van de mí las ganas
de tu cuerpo con fronteras.
Se agotará mi sapiencia,
para entender tus maneras
cuando te alejas
y sientes que ya no encajo
en lo que de mí esperas,
que no tengo,
que he cambiado,
que he caducado sin vuelta.
Derrotarás a mi esencia,
la que me hace entenderte
cuando tú sin apreciarlo
dejas huecos sin presencia,
y juego e intento quererte
cuando tú no me aprecias
porque lo de fuera te envuelve
y a tu alma la embelesa,
cuando te gusta perderte
con los cantos de sirenas.
Me rendiré en la reyerta,
de defenderme de todo
porque a ti todo te alerta,
si subo porque he subido,
si bajo porque molesta,
si hago porque es de sobra
si no hago porque te inquietas,
y es lo que hay me contestas,
que no andarás de puntillas
y de puntillas me dejas,
a veces para no hacer ruido,
otras para alcanzarte de veras.
Sé que algún día
soltaré la cuerda,
esa que tengo aflojada
para tu rienda suelta,
que aunque suena machista,
venimos de esas guerras,
sé que no sabré quedarme
aunque te quiera,
y será cuando haya entendido
que no me quieres a tu vera,
será cuando haya entendido
que se acabó lo que eras
y la fuerza con la que comenzaste
nuestra salida hacia meta.