que deje este cuerpo,
que se apaguen mis ojos
porque ya todo vieron,
que se cierren mis manos
porque ya todo dieron,
que se pare el corazón
de haber latido tan pleno.
El día que me muera,
que no dejen mi cuerpo,
que me incineren
y me tiren a la tierra
para que nazcan las flores
cuando llegue primavera,
o que me tiren al mar
allí donde habla con la tierra.
Ese día que está en espera,
que me lleven donde el río descansa
y la lluvia suave reposa,
meciendo a las aves
que en mi lecho posan,
que me echen
a la ocre arena
que deja llevarse
por mareas plenas
y que mis cenizas
sean fuente de riqueza.
Allí quiero descansar- Noviembre 2008
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