por regalar mis besos,
legando los sentimientos,
con pasos atropellados
durante tanto tiempo,
condenándome yo sólo
a tu frío infierno.
Mira que me alertaron
los susurros del viento,
a los que no hice caso
cuando en ciclón se volvieron,
arrasando hasta mi casa
para que no fuera un ciego,
pero me pudo tu veneno,
el que tragué con ganas
y que me quemó por dentro,
viviendo ahora y soñando
que ha sido todo un sueño.
Condéname- noviembre 2009
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