ni matrioskas
ni canicas de cristal,
ni las chapas de botella
a las que iturri llamar,
ni hinques clavados al suelo
para con ellos jugar,
ni trenes hechos en madera
ni los juguetes Payá.
Solo están en el recuerdo
de lo que fuera mi hogar,
y ahora al recordar esos tiempos
su imagen en la mente está,
pero el antiguo tiovivo
con el que solía jugar,
aún conserva el caballo
y la nave espacial
donde metía muñecos
que los hacía girar
y acababan mareados
de tantas vueltas que da,
de tantas vueltas que da,
ese tiovivo mío
no lo pienso regalar
pues conserva de mi niña
los momentos de su paz.
Trabajos- mayo 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dedicar tu tiempo a este blog y compartir tu opinión