como un niño en un columpio,
se deja balancear,
se deja mecer.
Me dejé seducir
por la belleza
por la belleza
del reflejo de tu cuerpo,
dama que nublas
con tu sensualidad
guiándome por el sendero
dama que nublas
con tu sensualidad
guiándome por el sendero
de la magia del sentir,
dejando que la locura
ate a la cordura
que siempre habitó en mí.
Maldigo a mi cordura,
que se postra suplicando,
implorando sensatez,
gritando prudencia,
que se postra suplicando,
implorando sensatez,
gritando prudencia,
pidiendo mesura,
mientras mi locura
por fortuna,
la ignora deseándote.
Locura que ata a la cordura- noviembre 2009
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