se expanden,
esparciendo perfume,
divirtiéndose,
la noche les espera
sin prisas y eterna,
olvidada en una casa
limpia y austera,
sin grandes mesas
y sin chimenea,
con el calor de su físico
caldean la escena,
y sin cava ni fresas
la euforia viene, va
y se ofrece sin pegas,
asomada en sus caras
y en sus partes tiernas
al amor se entrega,
y en sus jóvenes almas,
la savia recorre el cuerpo
y el alma llena,
transformando el ayuntar
y el alma llena,
transformando el ayuntar
en magia serena
que a las ganas relaja,
colma de placer al ser
y les rebosa de esencia.
Perdida entre sábanas- septiembre 2009
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