besarte,
amarte y pedirte más placer
al sentirte y desearte.
En un anhelo constante
enloquecer en tus manos,
que te pierdas en mi cuerpo,
saborearnos,
mientras te escondes en mí.
Saciar nuestros caprichos,
vivir la pasión,
esperando que el encuentro
sea siempre eterno,
no sólo eso,
que sea la blasfemia de amor
con la que lo nombran terceros,
mientras gozamos de la gula de amarnos
que no tienen ellos.
Errores- noviembre 2008
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